Azul y las hormigas

Nacida en Tarifa, me trasladé a Madrid para estudiar Arte Dramático y, desde entonces, siempre he estado en contacto con las artes, trabajando por y para ellas, con la intención de mejorar el sector. Durante tres años trabajé impartiendo clases de expresión corporal a personas con diversidad funcional y he actuado en obras de teatro como «Bajo la lluvia ajena», «Mi niña Lola» o «El tren de Cervantes». En estos momentos, junto con otros dos compañeros, estoy metida de lleno en el emprendimiento de Teatro en Camino, una compañía que comenzó a gestarse con la obra «Mi niña Lola», en la que, además de actriz, tuve la oportunidad de poder reflejar mis primeras semillas en la dramaturgia, colaborando con el autor; y con una nueva obra de teatro a punto de nacer, «Decir Pamplona con la boca llena», en la que también he tenido la oportunidad de ser dramaturga, aparte de actriz. Tengo veinticinco años y prácticamente escribo desde que nací. Siempre ha sido mi forma de comunicación más fluida y segura, por eso, en mi infancia y hasta hoy, he tocado distintas artes ya que siempre tuve la necesidad de expresar lo que rondaba por mi alma. Aunque mi trabajo sea la interpretación, nunca dejo de investigar y crear en otros planos artísticos ya que entre todos ellos facilitan la evolución de la imaginación. Es una especie de bucle creativo que necesito para poder vivir y comunicarme con la sociedad. Para mí, el arte es necesario para la humanidad, necesario para que el mundo se mantenga vivo, enérgico y cuestionado.