Al cuento policial le estaba haciendo falta Cadaverina, falta suplida (musical y sensacionalmente) ahora por Nelson Llanes con su libro vitalicio. Otra vuelta de tuerca le da el autor de Subpapeles a dicho subgénero literario, aportándole algo: una novísima visión del crimen, higiénica y estética, antioxidante y contradelictual.Entérate, lector: la muerte es bella, y si es producida por ajenas manos asesinas, tanto más. Entonces es ¡Bella, con be mayúscula!Así las suyas, las criminales y orquestales manos de Nelson Llanes, cuya Cadaverina (en sus muchas y nunca bien ponderadas variantes asépticas) se halla incomparablemente mejor muerta que como lo estaba en vida, una Cadaverina conformista, complacida y agradecida con estos llanesianos cantos de anjá.Julio Izaguirre
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