La obra poética “Cien sonetos mal escritos” usa el formato poético como contenedor de
micronarraciones contadas con la brevedad que permite la condensación que caracteriza a la
poesía. Se elige el soneto como se podía haber elegido cualquier otra forma, no existe ninguna
relación científica ni motivo sesudamente reflexionado. Surgió así, y así se hizo. Cien es una
cantidad lo suficiente como para tocar decenas de temas. No hay pretensión de trascender ni
de enmendar plana alguna, tampoco de azuzar conciencias, ni de emocionar ni divertir. Son
sonetos que han sido escritos para que puedan ser leídos ya que para lo segundo es necesario
que, previamente, se haga lo primero. Y así lo hice.
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