Esta publicación es el recetario de más de una vida; la de mis abuelas,
la de mi madre y la mía. La cocina de siempre y para siempre.<span style="font-family:"Arial",sans-serif;color:#222222">
En estos tiempos en los que hemos llegado a una cocina exquisita,
sofisticada, de experimentación con nuevos sabores que provocan sensaciones
diversas, presento esa cocina que nos ha traído hasta aquí y que no podemos
olvidar. Es el legado de algo que une, que enriquece y que sería un
error que se perdiera porque hay pocas cosas en nuestra vida cotidiana con las
que se consiga tanto.<span style="font-family:"Arial",sans-serif;
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Los recuerdos de la infancia están ligados a aromas, texturas, sabores que nos inundan y que queremos revivir y transmitir. Yo lo hago a través de estas recetas con productos de siempre y con los utensilios habituales en cualquier cocina. Así, las generaciones venideras construirán también sus propios recuerdos sensoriales guiadas por estos aromas, texturas y sabores que trasladarán a sus descendientes. No olvidemos que todo habrá tenido su origen en la primera persona a la que se lo ocurrió poner algo sobre las brasas, enriquecerlo con sales y hierbas, cascar un huevo, sembrar una semilla, experimentar con las levaduras y las harinas… y, al final, disfrutar del resultado. Todo lo relacionado con la cocina nos une a nuestros orígenes al mismo tiempo que nos hace mirar hacia el futuro.
ISBN/13:
Num. Páginas:
Tamaño:
Encuadernación:
Año:
Editorial:
Idioma:
Temática:
9788410143074
572
152x228
Tapa blanda con solapas
2024-04-01 10:28:41
Caligrama
Español
Cocina general y recetas (WBA)
<p class=\"MsoNormal\" style=\"margin-bottom:12.0pt;text-align:justify;line-height:
normal\"><span style=\"font-family: Arial, sans-serif; color: rgb(34, 34, 34); background-color: white;\">Soy Charo Alonso Andino, nací en Medina de Pomar (Burgos) en 1961, pero
la mayoría de mi vida la he vivido entre Madrid y Barcelona, sin abandonar
nunca mis raíces. Siempre he disfrutado de todo lo relacionado con la cocina y
nunca ha supuesto un sacrificio compaginar esta devoción con mi actividad
profesional, muy al contrario. Mis referentes en este campo han sido mi madre y
mis abuelas. De mi madre aprendí a ser resolutiva y, por lo tanto, efectiva.
Ella lo era y siempre procuraba que tuviéramos todo a punto; que comiéramos de
todo y con la mejor calidad. Se desvivía por nuestra alimentación, era muy
importante para ella. Tenía el gran mérito de ser una buenísima cocinera sin
que le gustara ni cocinar ni comer. Era extraordinaria. Mi abuelita Genoveva me
transmitió la paciencia y el orden; con ello, el gusto por ver cómo con tiempo
y a fuego lento se van creando grandes platos con los ingredientes más
sencillos. Ella también representaba estas dos cualidades, la paciencia y el
orden, además de otras muchas virtudes. De mi abuelita Cristeta, la dedicación,
la excelencia. La vi desplumar pichones, cocinar cangrejos de río recién
pescados, preparar la asadurilla troceándola y utilizando las especias justas
en el momento ideal en que percibía el aroma o la intensidad de la cocción y
las texturas. Vista, oído, olfato, gusto… todo para llegar a la excelencia en
el plato. Con esto no quiero decir que la cocina no profesional sea
exclusivamente femenina, solo que estas tres grandes mujeres han sido mis
referentes.
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