Si hacemos un esfuerzo reduccionista y pensamos que todo el mundo y sus sucesos no son otra cosa que la calle que contemplamos desde nuestra ventana, podríamos hacernos una pregunta: ¿Lo que vemos y juzgamos,“libremente”, desde la ventana que tan confortablementenos hallamos, ha sido escogida por nosotros o inducidos a asomarnos por ese huerco? Tal vez la respuesta a esta pregunta sea la aspiración que estas reflexiones tienen. conseguiría su propósito si el lector comprueba que, desde otras ventanas de su casa, descubre otras perspectivas. Sé que estas nuevas vistas a la calle no son las mejores (ya lo digo), pero habrá experimentado lo que desde su adorable mirador era improbable que pudiera ver.
Aún no hay valoraciones. ¡Sé el primero en valorar este libro!