E historial en 82 años. Muy pronto en un libro.
Publicado por El editorial Punto Rojo. Punto Rojo. En Sevilla.
Nací un día de terror. El 18 de Julio 1936, este día nací yo. Mi
infancia fue desastrosa. Con habré y miseria. Y mi madre padre y un
hermano. Viviendo hasta mis 17 años. En una habitación de unos 12
metros cuadrado. Sin cuarto de baño ni servicio. Ni agua. Solo un
grifo en común. Para tres vecinos. Éramos despojos de la humanidad.
Pero estábamos tan acostumbrados a lo malo. Que lo bueno no lo
conocíamos. Y al no conocer lo que era bueno, pues nos acostumbramos a
vivir con lo malo. Me eduqué en un colegio de mongas, y los 9 años, en
un colegio de los hermanos de la doctrina cristiana. Hasta que cumple
los 14 años. y me coloqué como obrero, en una litografía. El nombre de
esta litografía era el siguiente. Hijos de Miguel Salido de la Cal. En
Jerez de la frontera. El salario era de 3 pesetas por día. Con este
salario no tenía ni para un triste bocadillo con una limonada. Y así
hasta mis 17 años, que me fui a trabajar como albañil, a la base nabal
de rota. Base de los americanos. En este tiempo, me enamoré de una
joven muy opuesta y guapa. De 14 años de edad y yo 18. Se quedó
embarazada, y tuvimos que casarnos. Y viviendo en casa de mis padres
que ya vivíamos en 4 habitaciones, y con un gran jardín de desahogo.
Los sábados y los domingos, yo trabajaba por mi cuenta, haciendo
chapuzas a la clase pudiente. Un día el dueño de una de las bodegas de
Jerez. De nombre Iñigo López de Carrizosa. Me dijo lo siguiente.
Manuel. ¿Quieres irte a trabajar a Inglaterra, como mayordomo, y tu
señora de cocinera? Yo había solicitado el ingreso en la Guarda Civil.
Y Salí a probado, y estaba en espera de que tenía que ser publicado en
el boletín oficial de estado, para ingresar en Sevilla a hacer los
estudios necesario, para ser admitido en el cuero. Pero no obstante le
pregunté a este Señor. Y le dije ¿Cuál es el salario que ganaríamos
entre mi mujer y yo? Y me quedé sorprendido de su respuesta. Pues era
diez veces más del salario, que lo que yo podía ganar como Guardia
Civil. Y sin pensarlo más. Nos fuimos a trabajar a Inglaterra. Y el
mismo día que estábamos cruzando con el barco, el canal de la Mancha.
Mi padre firmo la renuncia por mí, como que yo renegaba de ingresar en
el cuerpo, como Guardia Civil. La vida cambió mucho. Y tuvimos una
segunda hija. De nombre. Rose Marie. Pero el dueño donde trabajábamos.
No quería a niños en su casa. Y tuvimos que marcharnos para España. Y
deje en mi sitio a mi madre y padre, los cuales nos remplazaron. Yo no
me acostumbre a la nueva vida en España. Y sin más. Me fui solo como
emigrante aventurero a Francia. En París. Tuve tan mala suerte que.
Hacia 22 grado bajo cero, en el mes de marzo de 1963. Las grúas de las
grandes obras no trabajaban, estaban cojee-ladas. Y yo no podía
colocarme como albañil en ninguna parte. Yo dormía en un hotel de poca
categoría. 10 francos por noche. El dinero se me acabó. Y yo tenía que
dormir con otros mendigos. En un puente llamado el puente Trocadero. Y
pasé un habré peor que en los años de miseria en España. Y esto dio
comienzo a una de mis grandes aventuras. Pues no soy ningún santo. En
la estación de Austerlitz. Entraba un tren a la doce y 10. De la
noche, todo los día. Proveniente la Madrid. Conocido por el sobre
nombre. Puerta del Sol. Madrid Paris. Y los últimos dos vagones de
pasajero. Quedaban fuera de recinto de la estación. Sin la más mínima
luz. Y preparé la cuartada, para robarle la maleta al último pasajero,
puesto que nadie se daría cuenta. Y llegó la hora. Y yo escondido como
si fuera el hombre lobo. Fui a atacarle por la espada, a un hombre que
llevaba una maleta y un bolso colgado entre su hombro, y su mano
derecha, y su maleta en su mano izquierda. Pero yo me dije. No voy a
robarle por la espalda, sino por la cara. Y al querer yo pegarle un
buen golpe con mi mano. Él me dijo. Que pasa. Que pasa. Yo respondí.
Eres español. Pues Estoy dispuesto a matar hasta mi padre. Hace unos
15 días que casi no he comido nada. Coge mi maleta y acompáñame, me
dijo Él. Él iba delante, y yo detrás con la maleta en uno de mis
hombros. Y Yo me dije. Este tipo me va a llevar a la poli. Pero no
importa, por lómenos, me darán de comer. A unos 200 metros de la
salida de Austerlid, se encontraba el coche de Él, en un garaje. Abrió
el maletero y metimos la maleta y el bolso que Él llevaba. Móntate
delante conmigo. Estuvimos por lo menos una hora en la trayectoria,
desde la estación a su domicilio. Salimos del coche, sin que Él se
ocupara del equipaje. Entramos y vi a una señora, que me quiso parecer
un ángel bajado del cielo. Estaba en bajera transparente, y se
conocían los colores de su vestimenta interior. A mí ni me miró. Yo
era como un mendigo. Todo arrugado, y mi mascota era como la bota de
un cojo. Y lleno de barba sin cuidadla. Él solo saludó a ella,
levantando su mano, y le dijo. Voy a darle de comer a este hombre, que
hace 15 días que no come. Me llevó a la cocina. Y comenzó a sacar
carne de un pollo, o de una gallina. Tomate, espárragos, y un montón
de víveres. Más el pan, y una cerveza fría. Y le dije cuando todo
estaba preparado para comer. Por favor Señor. Vallase, y déjeme comer
solo, pues no voy a comer, voy a devorar todo estos manjares. Se echó
a reír, y yo sim pensarlo, comencé a comer, como un desesperado. Tuve
que abrí la nevera, y coger a otra cerveza. Pues tenía sed. Todo
terminado y bien satisfecho. Me fi a buscarlo, y le dije. Por favor.
Desearía bañarme, pues apesto a peros muertos. Me acompañó al cuarto
de baño. Yo serré la puerta, y comenzó a llenar el baño de agua.
Desnudo como mi madre metraje al mundo. Me metí dentro del baño, y
unos 5 minutos después, me quedé dormido, con el agua caliente.
Después de un tiempo que no sé cuánto duró, sentí a Él. Aporreando la
puerta y diciendo. Manuel. ¿Te has quedado dormido? Yo mentí, pues le
dije. Señor estoy limpio, pero no tengo ropa que ponerme, me da asco
de las mía. Espera unos minutos, mientras yo vuelvo. Y aproveche esta
pausa, para afeitarme. Vuelve Él a decir. Hay tiene las ropas, detrás
de la puerta. Y te espero en el salón. Me vestí. Y me fui a buscarlo.
La Señora estaba a todo lo largo de su cuerpo, acostada en diván. Y el
casi dormido en un butacón. Ella al verme. Se puso sentada en el
diván. Y Yo la saludé inclinado mi cabeza y diciéndole. Encantado de
conocerla Señora. Él cortó la conversación, disiento. ¿Dónde va
adormir esta noche? Y yo le dije, en la sala de espera de la estación.
Su respuesta, esta noche dormirá aquí. Y mañana a las 8 y 30. Me
espera en la cocina. Pues tengo un trabajo para ofrecértelo. Sería
maravilloso para mí. No se cómo agradecérselo. Y ella en ese mismo
momento, interrumpió la conversación, ofreciéndome un cigarrillo en un
paquete, que me lo puso casi en mis manos. Y Él dijo. Son casi las
tres de la madrugada. Es hora de dormir. Me acompaño a mi dormitorio,
diciendo yo. Hasta mañana si Dios quiere. Al otro día a las 8 estaba
yo en la cocina esperándolo. Buenos día dijo el al entrar, y me dijo.
Café o descafeinado. Café respondí yo. Tomamos el café. Y
inmediatamente nos fuimos dirección a Paris. Era más de las 9 y 30.
Cuando llegamos a un establecimiento, después de dejar el coche en el
garaje. Era un comercio de zapatos. Con tres pisos. Primero para
mujeres. Segundo para niños. Y el tercero para hombre. El ángel, tal
como yo denominé a la Señora. Estaba en la caja para la venta de los
zapatos. Buenos días, buenos días. Fue todo lo que nos dijimos entre
ella y yo. Y Él me mostró en lo que consistía mi trabajo. Era tener a
todo bien recogido de papeles, y cajas de zapatos, según se iban
vendiendo, en los tres pisos. Y ocuparme de reponer los zapatos
vendido con nuevas cajas, y números correspondientes. Yo le dije es
perfecto, y calentito con la calefacción. Se echó a reír y Me dijo.
Hoy busca un hotel y recoge tu equipaje que está en consigna, desde
según tú dices que lleva más de 20 día, por no tener dinero para
recogerlo. Y aquí tiene un poco de dinero que ya lo iras pagando, poco
a poco. Guarde el sobre sin mirar el contenido. Y dije. Bueno, no sé
cómo puedo yo pagaros lo que estáis haciendo por mí. Y Sin más me
acerqué el ángel, y dije, a dios Señora, hasta mañana a la 9 y 30. Me
despedí de Él también. Y yo me fui camino del hotel que ya conocía.
Hotel cuatro naciones. Cerca de Odeón. Por el camino, abrí el sobre. Y
cuando vi el dinero, Yo me creí que era. El General de Goles.
Presidente de la República Francesa, en este tiempo. En el hotel ya me
conocían. Pague 15 días de adelanto. Y les pedí la llave. Y me fui
rápidamente a recoger mi equipaje.
Al otro día a las nueve, estaba yo delante de la zapatería. Esperando
al ángel. Buenos días cuando llegó a mi lado. Y Ella igual dijo,
buenos días. ¿Has dormido bien? Pero me lo dijo de una manera extraña.
Cogiéndome mi mano. Y me dijo. A las diez y treinta, nos vamos a tomar
el desayuno. Te espero en la caja. De acuerdo Señora. Subí al segundo
piso y al tercero, y hice conocimiento con las dos dependientas. Las
cuales eran portuguesas. Jóvenes y guapas. No mui simpáticas, pero si
soportables. Esto duró como unos diez días. Por la mañana el desayuno.
Y unas copitas por la tarde. Pero fui a buscarla para tomar el
desayuno. Y el ángel me dijo, Vete para ya, y yo voy enseguida. El bar
estaba en la otra acera contraria. Yo me fui a la barra y le pedí el
café con un bocadillo. Y estaba yo bebiendo un sorbo de café. Cuando
el ángel me digo detrás de mí, y en uno de mis oídos. Hoy tiene que
dormir con migo. Buuu, buuu, se me salió el café por mis labios. Y
le dije. Tu marido se ha portado con migo, como si fuéramos hermanos.
No puedo engañarlo. Y tanto me enfadé. Que sin decirle nada me fui al
hotel. Y abandoné mi trabajo. Pero al otro día a los 8 de la mañana.
Llaman a la puerta de mi apartamento. Y abro la puerta y me encuentro
al ángel vestida con fardas cortas y bien despechugada. Estaba para
comérsela. Y yo me dije. Me hago pasar por impotente, o me la como
ahora mismo. Y a sin fue, me acosté con ella, y le hice el amor a mi
manera. Y cuando terminamos de hacerlo le dije yo. Dándomela de héroe.
¿Te ha gustado? Y ella dijo. Esto lo hacen los perros. Y yo con una
vergüenza enorme, me puse más colorado que el moco de un pavo. Y ella
me dijo. Yo te voy a enseñar a hacer el amor, como nunca tú lo has
hecho. Y efectivamente, ella me enseñó a hacerlo, como jamás yo lo
había hecho. Y me dijo, ahora vas a comenzar a ganar dinero. Con mis
amistades femeninas.
Y lo que sucedió con las mujeres que ella me presentó. No puedo
contarlo ni escribirlo, puesto que no se trata solamente de mi
biografía porno. Sino de como yo llegué a descubrir la ley universal,
la cual une al todo. En el viaje de Jerez de la frontera a Madrid.
Cuando comenzó mi vida de emigrante. En Córdoba, compre un libro. Que
yo creí que se trataba de un romance, y era la tercera ley de Kepler.
Y después de aprender un poco de francés y leerlo. Comencé a ir a las
bibliotecas de París, e investigar la leyes de la física astro física.
Cuando descubrí la ley que une al todo.R-.3. Kim.3. * D.gr. /
E.2.Kim.2. = 3580000. Me dirigí al Presidente de la república
Francesa. François Mitterrand. Y esta persona me recomendó, que fuera
de su parte. A la academia de ciencia en Paris. Y que Él mismo, les
enviaría una carta, a ese comité de científico. Me citaron para que me
presentara. Y naturalmente me presenté. Y después de expresarle la
teoría que une al toso. Este comité, como conclusión dijo. Que lo que
yo había descubierto. Tenía que ser abalado por un científico. Y yo me
negué rotundamente. Puesto que yo sabía, que si se lo hubiera abalado
a un científico. Nadie me hubiera salvado de recibir un tiro en mi
cuca. Y después de descubrir la ley que une al todo. Conseguí
descubrir el cómo y el por qué existen 8 velocidades distintas. En
todo lo que es. En el sistema universal.
Firmado por Manuel Iglesias Pérez.