El destino de Ederek está ligado a las historias de sus anillos, y no es más que la suerte de los honderos baleares, lanzadores, como se llaman entre ellos. Llevan una vida siempre dura para sobrevivir en el crisol de culturas y lenguas que los rodea. Después de La Cova de l’Últim Gimneta, nos adentramos en el mundo talayótico, en los años 300-200 a. C., esta vez lleno de acción durante las Guerras Púnicas. Más que nunca, las ruinas que nos dejaron cobran vida en Son Fornés (Montuïri), en la obra Abiner; en na Guardis, en la Colonia de Sant Jordi, en la obra Naguardus; en Talatí de Dalt (Maó), en la obra Talatí; o en Son Corró (Costitx), en la obra Biluak. En este lugar, los Bueyes de Costitx también son protagonistas y se reivindican desde el más allá con una fuerza inusitada.
Piedras milenarias que aún perduran en Mallorca y Menorca, donde los hombres que nacieron allí y que lucharon junto a Aníbal Barca, hijo de sangre de hondera, vuelven a hacer silbar en estas páginas las piedras afiladas en las batallas entre romanos y cartagineses. El testimonio de Ederek, la mujer que fue la lanzadora más longeva de la historia, te hará amar a este pueblo balear. Un pueblo único y olvidado, una cultura del mundo que antes se llamaba Oikumene, en torno a lo que hoy es el Mediterráneo. Déjate llevar por el clamor de Ederek, la Dama de las Tumbagas, una lectura que te conmoverá.
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