Nunca en la Historia una sociedad civil ha sufrido tantos y tan sangrientos ataques como los que ha tenido la masonería. Y las causas son siempre las mismas: el secreto de las deliberaciones y la discreción con la que conservan sus rituales. Desde el Concilio de Ruen hace siete siglos los canteros han molestado por su independencia. Al abandonar su carácter operativo hace trescientos años y pasar a ser meramente especulativos disfrutaron de un breve tiempo de paz. Muy pronto comenzaron los ataques , primero de algunos príncipes y después de la Iglesia de Roma.
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