El culto isíaco prosperó en su variante helenística a partir del reinado de la dinastía Ptolemaica (finales del siglo IV a. C.), alcanzando su mayor grado de expansión tras entrar en la órbita de Roma a principios del I a. C. Dentro de su trayectoria en el mundo mediterráneo, podemos hablar de una religión marítima capaz de aglutinar en torno a sí a marineros, mercaderes, viajeros, soldados y tantos otros individuos que hicieron de los mares su principal razón para encomendarse a la diosa Isis. Ello no es sino el fiel reflejo de una realidad histórica en torno a la cual se estructura este trabajo de investigación.
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