Me declaro en rebeldía

Nací el 1 de octubre de 1992 en la encantadora ciudad blanca de Ibarra, en la provincia de Imbabura, Ecuador. Desde pequeño, sentí una conexión profunda con lo invisible, una sensibilidad hacia las causas nobles y una lucha constante en defensa del indefenso. Mis padres, Julio Bedón y Emilia Yépez, fueron los grandes alquimistas de mi espíritu, sembrando en mí las semillas de la valentía, la certeza en mis sueños y el coraje necesario para atravesar los velos de la existencia en busca de algo más allá de lo aparente.La libertad que hoy persigo comenzó a formarse con las enseñanzas de los que me rodearon, pero, sin duda, las experiencias más dolorosas dejaron marcas indelebles en mi ser. La partida de mi padre en 2011 abrió en mí un abismo que me empujó a enfrentar mis sombras y a transitar por senderos oscuros. Durante años, el peso de esa ausencia me llevó a habitar territorios internos donde la luz parecía inalcanzable. Sin embargo, fue en esos momentos de quiebre donde descubrí la fuerza de mi fuego interno, esa chispa que se niega a apagarse.Hoy entiendo que los desafíos y las pruebas no son más que puertas hacia un conocimiento más profundo de uno mismo. Cada herida, cada tropiezo, ha sido un signo, una señal que me ha guiado hacia el camino que debía recorrer. Es en ese viaje hacia lo más recóndito de mi ser donde encuentro la inspiración para escribir. Mis palabras buscan revelar lo que está oculto, dar forma a lo intangible y conectar con aquello que no se ve, pero que todos sentimos.Mis libros no son solo historias; son reflejos de un alma que busca descifrar los misterios del ser y de la libertad. Son invitaciones a mirar más allá de lo evidente, a cruzar umbrales y a descubrir los paisajes internos que esperan ser explorados.