Siento haber obviado esa infinidad de señales que el universo me había mandado. Pero es que estaba muy ocupada, siendo una empresaria de éxito, una mala esposa y una pésima madre.Lo sé, señor karma, entiendo su cometido. No puedo seguir así. Por eso he accedido a formar parte de uno de esos retiros ¿espirituales? Esto suena muy raro… He tocado fondo y lo asumo. Sé que hace muy bien su trabajo, entiendo perfectamente lo de «causa y efecto», pero no voy a dejar que me afecte, quince años después, la llegada a Madrid de ese guapo y exitoso dios italiano, que es mi ex. Debido a ello, decidido está, voy a perderme unos días entre gente muy, pero que muy rara, en la preciosa Toscana, en esa extraña estancia a la cual ya le estoy temiendo. Y también porque mi amiga Mireia prácticamente me ha obligado.Pero, a ver, señor karma…¡Es que ni en el viaje me va a dejar tranquila!
Menudo retiro me espera…
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