A veces, la vida se entiende mejor cuando la miramos por partes. Y en estas páginas hay muchos retales: de infancia y de maternidad, de dolor y alegría, de aprendizaje, miedos y pequeños milagros.
Este libro no es solo una historia personal, es un espejo donde cualquiera puede reconocerse. Con una voz cálida, sincera y profundamente humana, la autora comparte experiencias reales —de esas que no se olvidan— y lanza preguntas que remueven, que invitan a parar, mirar hacia dentro y seguir caminando, aunque sea con el alma despeinada.
Una lectura que abraza y acompaña. Para quienes están en busca de sentido, para quienes han amado mucho, perdido algo o, simplemente, quieren vivir con más conciencia y gratitud.
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