Escribo desde que aprendí a hacerlo. Desde que conjugué mi primera frase, quise unirla a más y más, y crear. Mi empujón vino de mano de mi profesora Clotilde, que cuando yo tenía siete años descubrió que tenía un libro lleno de historias mías. Un día me pidió que leyera una frente a mi clase, y aquello se convirtió en un hábito. El día en que mis compañeros empezaron a llamarme «la escritora», supe lo que quería hacer en la vida. Lo que no supe hasta más tarde fue lo que la vida quería hacer conmigo. La muerte de mi padre fue un punto y final, que se convirtió en punto y seguido gracias a las letras. Por mí y por los míos.
Aún no hay valoraciones. ¡Sé el primero en valorar este libro!