En este texto quiero narrar una serie de cosas que tienen su origen en un curruncho (rincón) de mi querida Galicia, a la que amo profundamente en castellano, mi lengua materna y familiar.
Lo importante creo que es el enriquecimiento personal, y en el sosiego del retiro, del júbilo, voy repasando tantas cosas, que he decidido plasmar, en algún momento, ciertos recuerdos no bien organizados, pero que me ha parecido que podrÃan reflejar actividades o aspectos sociales que, desde el punto de vista de un ginecólogo que ha vivido miles de partos, de operaciones y no digamos de casos de consulta, pudieran resultar interesantes a veces, amenos en otras y, seguramente cuando menos, curiosos: en cualquier caso, siempre contados con mi derechura, pues la dignidad ya sabemos que no es igual para todos; depende del punto de partida de cada uno, y hay que empezar por la dignidad individual.
El gallego se rÃe de sà mismo, cosa difÃcil de encontrar en otras latitudes y civilizaciones, y muestra de ello es algo de lo que cuento en estas páginas, en la esperanza de que no sólo sirvan de entretenimiento, sino también de ilustración, y, sobre todo, de reflexión.
El Pincha no se considera novelador, a pesar de lo cual va a cometer la osadÃa de novelar, es decir, de dar apariencia de novela a algunos sucesos e impresiones personales, aunque en realidad sólo las considera como simples hablantinas, que podrÃan encuadrarse en un mixto de tipos, a saber: de clase, de tesis, histórico-epistolar-regional-pastoril-picaresco-sentimental, con lo que a buen seguro que en un algo acertará, y espera que ya nadie le pregunte algún dÃa que tipo de novela es esta, puesto que ya lo acaba de manifestar.
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