Si en la persona existe un orgullo y una satisfacción muy grandes por su trabajo y por sus virtudes, si siente prepotencia y egocentrismo, es siempre mejor y más sano guardárselo para sí mismo, quedárselo en su interior y no caer en la falta de manifestarlo con pedantería a los demás. Se puede ser feliz y estar realizado con tus facultades o tu arte sin creértelo ante la sociedad. Mejor adoptar una actitud humilde ante el prójimo, aunque tú te valores como un genio o un talento. Si de verdad lo eres, que sean los otros los que te lo reconozcan y te lo admiren.
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