Azul Eterno

Azul Eterno intenta crear un vínculo que expresa la idea de que todo lo vivido lo experimentamos por un motivo siempre en consecuencia con nuestra propia observación. El amor desinteresado, que es constante y prueba inefable de que el ser humano siente y que su vida se desarrolla alcanzando el estímulo en él para poder entender que nuestro paso por la vida no ha sido en vano, sigue siendo la fuerza renovadora y enérgica con la que o bien en el presente o en el mirada al pasado, nos hace recapacitar sobre el análisis de nuestras experiencias. Si fueron puntos importantes anteriores a Azul Eterno sus vivencias, en el libro nos encontraremos un objetividad mayor en relación a el momento presente y a las consecuencias que éste tiene en la madurez sobre la proyección de nuestros sueños más poderosos; si la causa que desata la pasión amorosa hacia límites franqueables se puede traducir en mencionar diferentes lugares de la geografía global, en cambio existirá la lógica de que lo irremediable se resume en aprendizaje interno. La naturaleza es poder, es imagen complaciente y compañía latente que persiste en darle razón al amor en crecimiento; es el mar aquel sonido, aquella bravura, el amigo que persiste, que no abandona que no niega: “... El mar me transfiere paz y serenidad, pero la incalculable profundidad, me ha inspirado melodías tan enigmáticas y fascinantes..., ... El mar azul, siempre azul ¿cuál es tu verdadera longitud? ¿es posible que después del horizonte haya más horizonte? También lo define como: “el atrayente abismo”, quizás para intentar explicar hasta donde se podría entender la magnitud de su trascendencia. La trascendencia vital que es comparable con la profundidad con la que mar transfiere sentimientos inmersos en toda una vida, ya que es la existencia en sí misma la necesidad de la explicación del por ejemplo el paso del tiempo, la alegría, felicidad, los sueños: “... ¿Respetas la naturaleza del tiempo? ¿Añades respeto al momento?...”