Cuéntame otra vez cuánto me esperasteis

Como tantas noches, Lucas, antes de dormir, le pide a su mamá que le cuente cómo fue su llegada a casa.

Lucas nació en Etiopía. Sus papás fueron a buscarlo cuando era muy pequeño. A él le encanta recordar su historia y sentirte tan profundamente amado.

Un viaje desbordante de emoción que invita a dialogar sobre la adopción.

RESEÑA DE EDITOR:

La belleza de la adopción en "Cuéntame otra vez cuánto me esperasteis".

El transcurso para la adopción de un niño o una niña es un proceso complejo y complicado. En él se mezcla la ilusión y el amor incondicional con un montón de cuestiones burocráticas y legales y una espera que a veces se hace eterna para los futuros padres. Una mezcla de sentimientos y una absoluta montaña rusa emocional que se ha narrado muchas veces, pero no de manera tan idónea y absolutamente excepcional, como en "Cuéntame otra vez cuánto me esperasteis".

Escrito de manera magnífica por María Crespí Rupérez y notablemente ilustrado por Laura Cyinder, el cuento narra la historia de Lucas, un niño nacido en Etiopia y que fue adoptado por una pareja española. Como tantas noches, Lucas, antes de quedarse dormido le pide a su mamá que le cuente como fue su llegada a casa desde el precioso continente africano. Sus papás fueron a buscarlo cuando era muy pequeño y a él le encanta recordar continuamente su historia y sentirse tan profundamente amado. 

La autora, y madre de Lucas, logra un viaje físico y emocional perfectamente equilibrado y con un tacto tan fantástico y delicado como inusual. Destacan la descripción de África, de sus sentimientos hacia el niño, del proceso legal, de los primeros momentos con él, de los nervios durante el trámite y del maravilloso resultado final: que Lucas vuelva con sus nuevos padres a un hogar lleno de amor y cariño. Se dilucida la importancia que el acompañamiento en la maternidad y paternidad adoptivas tienen para Crespí Rupérez, la obra es bella, pero también se hace muy necesaria.

Por supuesto, las coloridas y preciosistas ilustraciones de Laura Cyinder acompañan (y amplifican) una historia hermosa en toda la extensión de la palabra. Y por si fuera poco, además encontramos multitud de valores como la constancia, la lucha por los sueños o el amor incondicional de padres a hijos y viceversa.

El amor mueve montañas y encuentra nuestra mejor versión en cada uno de nosotros.