Después de leer el manuscrito, D. Carlos, mi profe de Lengua y Literatura del Cole, me animó a su publicación y me regaló unas líneas que se tatuaron para siempre en mi sonrisa. Es aquí donde se la quiero devolver y reconocer que parte de la culpa de todo esto es suya. De hecho, ha habido un buen número de casos en los que he leído el mismo poema varias veces, porque así, “sientes” sin necesidad de “comprender”. La poesía está hecha para eso, “para hacer que los demás sientan lo que el poeta quiere decir”. Es muy fácil escribir cosas, pintar letras y palabras bonitas en un papel; lo difícil es quien las lea “sienta” lo mismo que el poeta sentía al escribirlas. Si al lector se le cae una lágrima al leer una estrofa, justo en el mismo verso en la que se le cayó al poeta cuando la escribía, ambos habrían llegado al mismo centro del Universo
Aún no hay valoraciones. ¡Sé el primero en valorar este libro!