Diario de leyendas

José Manuel Dueñas Dueñas

20.00€

Cantidad

Cómpralo ya en eBook:

Sinopsis

Vive un viaje a través de las leyendas más inquietantes, esas que al amparo de la figura de Gustavo Adolfo Bécquer trasladan al lector a los lugares en los que vivió, murió y —sin duda— quedó perpetua su estela. El autor viaja por las ciudades en las que recoge la inspiración que pudo percibir a través del tiempo que vagó por ellas, sintiéndose protagonista al amparo de las sombras que quedaron tras sus pasos y perdido por esas mismas campiñas de soledad abrumadora, por esos recodos absortos de la fugacidad más asfixiante. Es esta una novela dedicada al hombre que desde su retrato fue capaz de marcar su vida para siempre, a un romántico que con sus palabras arrancó el quemazón del dolor que sintió cuando no encontraba la plenitud que le daba vida. Diario de Leyendas, diecisiete relatos inmersos en un turbador mundo que nos llevará de la mano a conocer las historias más inquietantes y los desenlaces más sorprendentes, esos que tras las huellas del poeta son un humilde agradecimiento por todo lo que Bécquer hizo y —sobre todo— seguirá ha-ciendo sentir a su autor.

Ficha Técnica

ISBN/13:

Num. Páginas:

Tamaño:

Encuadernación:

Año:

Editorial:

Idioma:

Temática:

9788413852898

566

150x210

Tapa blanda con solapas

2021-01-15 07:24:42

Grupo Editorial Círculo Rojo SL

Español

Mitos y leyendas narrados como ficción (FQ)

Clientes que han visto este libro también han visto

Diario de un Soñado...

15€

Añadir a la cesta

Acerca del autor

José Manuel Dueñas Dueñas Autor

Nació en Granada el 24 de mayo de 1974. De alma inquieta y soñador empedernido, fue a edad temprana cuando descubre la figura del poeta que le marcó a través del paso del tiempo, siendo en plena adolescencia y en las mismísimas faldas del Monte de las Ánimas cuando escucha por primera vez el nombre de Gustavo Adolfo Bécquer. Precisamente aquella leyenda le abrió la puerta a las sombras y al misterio, a los indómitos mundos que desde entonces obligaron a que su estela quedara al abrigo de la sombra del escritor, de ese mismo al que, postrado ante su sepulcro, pidió la inspiración suficiente como para poder poner un punto y final a lo que a continuación nos ofrece.