Un modo de vivir ideal consiste en subir al escenario de la vida y entregar lo mejor de uno mismo. Una conducta noble crea el mejor espectáculo. La vida sublime del ser humano se cimienta en actos armoniosos y en una alerta constante hacia lo que nos rodea. Poco importa si no te observan: quien lea estos versos sabrá que «nacimos para hacernos ver, no para ver cómo nos hacen». El tiempo es una variable parecida a una ola de fuego, que quema cada día y deja solo el presente, donde se refugian las ilusiones y las miradas de todos los tiempos. Es un espíritu dorado, como el atardecer.
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