Vivimos en una época fascinante y, al mismo tiempo, desconcertante. Nunca antes la humanidad había tenido tanto acceso al conocimiento, tantas herramientas para comunicarse y tantas posibilidades de aprender. Sin embargo, pocas veces hemos estado tan expuestos a la fragmentación del saber, al ruido informativo y a la pérdida del sentido profundo de lo humano. En esa tensión —entre la expansión tecnológica y la necesidad de redescubrir nuestra esencia— se sitúa este libro.
Humanismo y tecnología: voces educativas y comunicativas en la era digital nace precisamente de ese diálogo necesario. Sus capítulos reúnen investigaciones, reflexiones y experiencias que atraviesan la educación, la comunicación y la cultura contemporánea, con una mirada compartida: entender cómo podemos seguir siendo humanos en un mundo mediado por pantallas, algoritmos y datos.
Cada autor aporta una voz singular. Desde la motivación adolescente hasta la práctica docente inclusiva; desde la alfabetización audiovisual hasta la comunicación responsable sobre temas sensibles; desde el análisis del podcast y el periodismo digital hasta la accesibilidad tecnológica o la representación de género. Todo compone un mosaico de inquietudes actuales que dialogan entre sí, mostrando que educar y comunicar no son acciones aisladas, sino hilos que tejen la trama social de nuestro tiempo.
Este libro no es solo una compilación de estudios. Es una invitación a pensar. A pensar cómo enseñar en una sociedad hiperconectada, cómo comunicar con ética y empatía, cómo preservar la mirada crítica en medio de la velocidad digital, y cómo devolverle al conocimiento su vocación de servicio al ser humano.
La tecnología, en sí misma, no es buena ni mala; es una herramienta. Lo decisivo es el uso que hacemos de ella y los valores que orientan ese uso. De ahí la relevancia de un enfoque humanista que no renuncie a la innovación, pero tampoco a la conciencia. En las páginas que siguen, el lector encontrará ejemplos concretos de cómo ese equilibrio es posible: investigaciones rigurosas que combinan razón y sensibilidad, ciencia y compromiso, método y esperanza.
Quizá esa sea la verdadera apuesta de esta obra: recordar que el progreso tecnológico solo tiene sentido cuando contribuye al desarrollo integral de las personas, cuando ensancha la libertad, cuando fortalece la educación y cuando promueve una comunicación más justa y solidaria.
Les invitamos, por tanto, a leer con calma. A escuchar las voces que aquí se cruzan. A dejarse interpelar por las preguntas que surgen. Porque en un mundo donde la inteligencia artificial multiplica respuestas, necesitamos más que nunca lugares —como este libro— que nos devuelvan el valor de las buenas preguntas.
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