La Cordillera Bética, situada en el extremo occidental de las cadenas alpinas, tiene –junto al Rif- un gran interés geológico. Se divide fundamentalmente en dos zonas, Externa e Interna, la primera situada en su parte norte fue la cobertera sedimentaria mesozoica y cenozoica del Macizo Paleozoico Ibérico. La Interna, situada al sur, tiene materiales paleozoicos a cenozoicos, y está en gran parte metamorfizada; vino empujada hacia el oeste durante la orogenia Alpina que la estructuró. En esta estructuración intervinieron la apertura del Atlántico, la aproximación entre África y Eurasia y la apertura de nuevas cuencas oceánicas en el Mediterráneo. Se formaron entonces rasgos como el mar de Alborán y el arco de Gibraltar. Fallas más recientes cortan sus directrices estructurales y mantienen una activa sismicidad, generalmente moderada a baja (no siempre). Y entre algunas de sus rocas más características hay que citar la presencia de las peridotitas de Ronda, rocas que proceden del manto terrestre.
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