En este segundo poemario, Lucía León abre otra puerta, más profunda si cabe, de su intimidad para conducirnos de manera bella y apacible a través de los múltiples estratos del tiempo, la implacable condición del insomne, el dolor de las pérdidas o la percepción y la escucha de la naturaleza a través de la contemplación. Si en su anterior poemario (Las cimas del mar, Parnass Ediciones) la introspección del mar fue inspiradora, en el actual la autora nos transmite su vivencia a través de la noche, el tránsito de las horas, siempre ganadoras, y la aportación lúcida que estas hacen a su realidad. Con la belleza, la reflexión y la rememoración como fuentes de sentido en este nuevo libro, el lector queda invitado a sumergirse en sus versos delicados y valientes que, con toda probabilidad, no le dejarán impasible.
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