Así como el arcoíris sale con el sol y la lluvia, las lágrimas de colores nacen en un mismo cuerpo donde el alma sonríe y el corazón llora, como cuando un bebé tiene sueño o hambre y, a nuestras payasadas por contentarlo, el pobre niño no sabe si reír o llorar; así mismo nos sentimos a veces los adultos frente a la vida, porque a la vida hay que sonreírle, pero también al destino ,a veces, hay que llorarle, y de esa mezcla de sentimientos he sacado el título de mi tercer poemario que espero os provoque en vuestras almas muchas lágrimas de colores, sin que lloren vuestros corazones.
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