Madrid, verano de 1990. En un barrio humilde donde los vecinos de toda la vida comparten penas y alegrías, crece Carlota bajo el ala protectora de su abuela Pura, una mujer sevillana, alegre y luchadora, que hizo todo lo posible para sacarla adelante, superando múltiples dificultades. Su madre, ausente incluso en presencia, arrastra una adicción al alcohol y las drogas que marcó la vida de su hija, incluso antes de ella saberlo.Una joven inteligente y con ansias de libertad, el descubrimiento de secretos insospechados, unos amigos incondicionales, un amor adelantado a su época y un viaje a Sevilla, marcaron en la vida de Carlota un antes y después, siendo ese verano del 90, el punto de inflexión que determinó el resto de su vida.
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