El 23 de febrero de 1981 se produjo un intento de golpe de Estado en España, que afortunadamente quedó abortado en menos de 24 horas. No es mi intención escribir un relato más de los hechos ocurridos. Existen ya numerosos relatos e incluso una excelente película.
Cuando ocurrió el golpe, yo era, con 24 años de edad, alférez de la escala de complemento destinado a la Academia de Artillería de Fuencarral, cerca de Madrid y, el día del golpe, era oficial de guardia. De ese día solo guardo vagos recuerdos. En ningún momento sentí que la democracia en España estuviera en peligro, aunque más tarde comprendí que el peligro había sido mayor de lo que suponía, y que el fracaso de la asonada se debió sobre todo a su preparación chapucera.
Si he decidido escribir este relato es porque dos de los mayores implicados en el golpe, el general Milans y el coronel San Martín, estuvieron detenidos en la Academia, y logré mantener interesantes conversaciones con ambos, que guardé en una especie de diario que conservo todavía. Lo que relato en la obra que sigue es la transcripción, con algunos tintes de fantasía, de este diario, donde los nombres de los personajes son muchos de ellos inventados. Sin este diario hubiera sido imposible rememorar unos hechos que ocurrieron hace 45 años.
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