Pilar no necesita contar sílabas ni rimar... Ella es poesía. Escribe como habla, tiene el don de la palabra, que le brota sin esfuerzo cual manantial de alegría, buen humor y picardía. Si el lector disfrutó de Las vocecillas, querrá seguir disfrutando de estos Monólogos y otras hierbas, que evidencian la capacidad de la autora para destacar lo esencial y ridiculizar lo superfluo, haciendo gala en todo momento de un sentido común y una capacidad de observación innatos. Disfrutemos de su imaginación desbordada. Y sonriamos o riamos a carcajadas. Gracias, Pilar.(Prólogo de Isabel R. Calvente)
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