«Caminé hasta estar a su lado. Le acaricié la palma de la mano, reconociendo esa piel que tantas veces había sentido. No irradiaba calor, esa sensación de que estás en casa. Y supe que no estaba ahí, en esa habitación, sino que estaba en otra parte. Entrelacé mis dedos con los suyos, a la espera de que despertara. Lo deseé con todas mis ganas, incluso deseé cambiarme por ella. Y las lágrimas empezaron a recorrer mis mejillas. Aurora no despertó». —Pedro.
Cuando creía que había encontrado la manera de ayudar a Aurora, el presente de Pedro se torna tan doloroso que no es capaz de soportarlo. Su padre le propone empezar de cero en otra ciudad, y Pedro deberá tomar una decisión. Pero ¿cómo empiezas de cero cuando ni siquiera has intentado pasar página?
Aún no hay valoraciones. ¡Sé el primero en valorar este libro!