La idea de escribir un libro en base a mí autobiografía, nace con la idea de mostrar la experiencia de mí vida a muchos jóvenes que a veces están perdidos sin saber qué rumbo tomar en el camino de la vida, principalmente esos niños y adolescentes que vivieron o se encuentran en situación de pobreza y no saber qué rumbo tomar; el que quiere triunfar busca la forma de hacerlo; como se suele decir; solo debe lanzarse a la piscina. Yo nací, y viví en la pobreza, pero siempre fui una persona positiva y con el deseo de superación, a pesar de haber vivido momentos difíciles en mi niñez y adolescencia, aprendí desde niño a sobrevivir en forma individual mi vida, y a escapar de aquello que no me gustaba, luchando solo sin esperar nada de nadie. Las personas buenas y malas las encuentras en el camino, júntate siempre con las buenas y no seas enemigo de las malas porque eso trae malas energías, confía en Dios. Los momentos difíciles los he tomado con sabiduría y nunca como trágicos, más bien todo lo contrario, de ellos he aprendido a evolucionar y crecer en forma espiritual, he ido buscando mi propia felicidad más allá de los malos momentos para apartarme de todo lo que no me hacía o no me hace feliz. He sido y soy una persona comedida en todo, ese es mi secreto, y cuando puedo ayudar en algo a alguien, lo hago. Siempre di mis buenos consejos a aquellos compañeros con los que estuve en el ejército en algunos malos momentos; compañeros que en algunos momentos los vi caídos en la depresión y que buscaban el apego en la bebida y en las drogas para calmar sus penas. Cuando llegan los malos momentos, hay que saber afrontarlos, es muy importante aguantar tres días después de cualquier tragedia antes de tomar cualquier determinación, ese es el mejor secreto; estos tres días son los peores momentos y debemos tomarlos con mucha calma y no dejarse llevar por la tragedia y los impulsos de esos malos momentos. Los momentos malos son como la pérdida de un ser querido, los primeros días son trágicos, pero no debemos seguir con la tragedia en toda nuestra vida, si se nos muere un ser querido, la persona fallecida ya partió a otra dimensión y debemos entenderlo así. Debemos recordarla con ese amor que siempre hemos tenido hacia ella y no llevar en nuestros corazones la pena y el sufrimiento toda la vida, pero sí el recuerdo de amor y los gratos momentos. Lo mismo ocurre cuando nos pasa algo malo, debemos entender que lo peor ya aconteció, si es que nos llegó, pues ahora busquemos la solución y sigamos adelante y no nos dejemos doblegar. La vida es bella, solo es saber buscarla con la fe puesta en el creador de todas las cosas.
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