Todos tenemos una historia que nos rompe... y otra que nos reconstruye. Este libro es la mía. Durante años, caminé entre el miedo y la culpa, buscando en el ruido un lugar donde pertenecer. Hasta que descubrí que la respuesta estaba dentro: en cada silencio, en cada lágrima, en cada nota que salía del alma cuando ya no podía más. Cantar fue mi forma de sanar, de convertir el dolor en propósito y el pasado, en luz. A través de la música aprendía que no se trata de olvidar lo vivido, sino de transformarlo hasta que duela bonito. Hoy comparto estas páginas como quien abre el corazón y lo deja respirar. Porque sé que no soy el único que alguna vez se sintió perdido, que buscó amor donde no lo había o que tuvo que romperse para poder renacer. Este no es un libro sobre la tristeza. Es un viaje hacia la verdad, la libertad y el amor propio. Una invitación a mirar tus cicatrices y decir: «Aquí también florecí». Y si, al terminarlo, alguna palabra, una frase o una melodía logra tocarte, entonces mi voz habrá cumplido su destino: recordarte que también puedes sanar.
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