Aquí no hay ficción. Hay heridas. Y hay verdad.
Este libro no se lee, se atraviesa. Reúne confesiones, poemas, cartas, pensamientos oscuros y fogonazos de deseo que brotan de una misma raíz: sentir demasiado. Cada texto es una cicatriz que se expone sin pudor, con una mezcla de dolor, ternura y rabia que sacude.
Entre sus páginas se habla de la pérdida, de la muerte que llega sin pedir permiso, de padres que enseñaron con gestos y de hijos que se crían entre decepciones y dudas. Se habla de amor, del que quema por dentro y del que nunca llegó. Del sexo como refugio o castigo. De la nostalgia por un mundo que ya no existe. Y de la lucidez brutal que aparece cuando el alma ha tocado fondo, pero no se rinde.
¿¡Vale la pena sufrir!? no da respuestas, pero acompaña en las preguntas que más duelen. Es un refugio para quienes alguna vez lo han perdido todo, menos las ganas de sentir.
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