El último medio año de Noa no podría haber sido más ajetreado y, quizás, angustioso. Lo que ella no sabe es que lo que le queda de año será aún más intenso y movido. Tendrá que separarse de su mejor amiga, de un chico que le gusta y de todos sus recuerdos. Cursará su último año de instituto con otros compañeros, incluyéndolo a él: el chico que conoció en verano por «accidente».
¿Quién diría que un skate, una simple tabla con cuatro ruedas, los uniría tanto?
El tiempo avanza y, con él, su amistad, los problemas, las miradas bajo la luna, las creencias, los engaños… Todo va demasiado rápido, y a veces desearían poder parar el tiempo. Pero la luna sigue brillando en la noche, las olas continúan yendo y viniendo, y las rosas crecen, al mismo tiempo que también lo hacen sus espinas.
Así que… ¿paramos el tiempo o intentamos ir a su velocidad?
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