Nos dejamos engañar por palabras de personas en la que tenemos depositada la esperanza de que algún día cambien. Palabras que una vez tuerces la esquina, el viento se ha encargado de borrarlas de su cabeza.
Piensas que todo va a ir mejor y según pasan los días parece hacerse realidad, hasta que la rutina te hace retroceder una vez más.
Llegas al punto en el que no sabes cómo salir del laberinto y es que no nos damos cuenta, pero hay que ser muy valiente para atravesar ese umbral.
Pasarán las semanas y los meses, pero te aseguro que nos volveremos a levantar.
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