Existen libros que calan hondo en el alma, y este, lo hace. Sumergirse en estas páginas es acompañar a la protagonista, un viaje íntimo, nacido de silencios convertidos en palabras, cicatrices transformadas en voz; profundamente humano. La autora no se oculta ni se disfraza, se muestra, mujer y niña, a la vez víctima y sobreviviente, frágil y fuerte; así, una pura fuerza adulta y resiliente. Cada capítulo nos invita a andar por un sendero que lastima a veces, otras, nos regala flores e ilumina con sensaciones variadas; pero siempre, renaciendo con fuerza genuina. En cada párrafo palpita una voz infantil rota, por la violencia, el abuso, y la injusticia, pero, también vemos la mujer adulta, que contra todo, aprendió a sostenerse, a levantarse, mirarse al espejo, hallando allí no solo dolor, también dignidad. Ella, paciente, amiga, libre y valiente, yo creo que no ha sido fácil, pero nos muestra su alma sin filtros, así, tal cual. Ha logrado entrelazar ambas dimensiones, habla de su pasado con la crudeza que merece la verdad de la niña que aún habita en ella y en paralelo nos regala la belleza de una historia de amor, un presente distinto, mostrándonos ilusión y esperanza. Este libro pide ser leído con consideración y mente abierta, ha sido escrito tal y como es ella, intensa, sensible y directa, cada palabra lleva su huella, cada párrafo es un espejo donde se refleja su esencia. Quien lo lea descubrirá que el amor no borra cicatrices, pero puede suavizarlas y que la fuerza de una mujer que se atreve a contar su historia, con toda su crudeza y toda su belleza, es un acto de valentía. Gracias, querida amiga, por romper el silencio de muchas, por dar voz a muchas mujeres que todavía llevan la carga de una niña herida, por tu fuerza, autenticidad y dulzura, por mostrar que es factible sanar, querer y ser querida dando la oportunidad de soñar que sí, hay un futuro, claro, hay un mañana. FDO: Gema Gamir Ruiz
Aún no hay valoraciones. ¡Sé el primero en valorar este libro!