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Aquella noche, al igual que la anterior, se pasó sin grandes sobresaltos y además, la gente, al saberse próxima al Fuerte, se encontraba más relajada. Lo único que pasó, fuera de esa paz tradicional cuartelera, o conventual, fue lo que le ocurrió al soldado Clawer que se conoce que se pasó un poco con el whiskey y en un momento dado se lió a cantar a voz en grito y acto seguido se llevó un botellazo en toda la crisma, de forma tal que hasta el capitán, que era un poco teniente y que dormía en el otro extremo del campamento, llegó a despertarse, y el ex cantante ya no dijo ni mu en toda la noche hasta que, a la mañana siguiente, se puso el veterinario a zurcirle el cuero cabelludo, que se le había quedado que daba pena. Chillaba el pobre como un gorrino cuando le están capando. El veterinario le dijo, con mucha razón: “Si los indios hubieran caído sobre ti, no te lo hubieran hecho mejor, muchacho”. El muchacho solo decía aquello de: “¡Ah sí! ¡Ah, sí!” Y se le caía la babilla por la comisura de los labios. A John le recordó a aquel traidor forajido que se llevó el ladrillazo en la cabeza y que todavía debía andar vagando por el desierto, si no se lo habían comido ya los buitres.
También vino a perturbar esa paz tradicional cuartelera y de clausura monacal, el despertar de Gasparcito, un hermoso retoño que llevaban los colonos de la caravana, que tenía tres mesecitos y, como pudieron comprobar todos, una potencia de llantina que era un verdadero portento.
Arturo Sánchez Ciriza es un autor polifácetico que hay veces que tiene su gracia. Primero publicó un libro de cocina, pero no es un recetario de tantos, sino que es un auténtico curso de cocina. Se titula “Curso Gordo de Cocina Tradicional (2014) muy indicado para ceporros consagrados e inútiles de ambos sexos. Posteriormente, (también en 2014, pero después, claro), para desengrasar, publicó nada menos que todo un tratado de filosofía barata, totalmente artesanal, muy indicado para “indigentes intelectuales”, titulado “Critica de la Tontuna Pura”. Casi sin darnos tiempo a sobreponernos, nos sorprendió con una novela de ciencia ficción, que, según dice él mismo, es la primera novela de marcianos que no es de marcianos. ¡Él sabrá!
Y ya, a mala leche, aunque nos lo había avisado, nos presenta esta novela del Lejano Oeste, que parece ser que es la primera novela del género, en la que cuando el cliente va a pagar en el saloón se da el caso de que el tabernero no tiene cambio para darle las vueltas. ¡El no va más! ¡Algo insólito! ¿Qué llegaremos a ver al final?
Y ¡ojo!, que la amenaza continúa, y creo que la próxima burrada va a ser en forma de novela policiaca. ¡Ponte en lo peor!
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