Este libro aborda la vida de aquellas personas que deciden disfrutar de su soledad. Tradicionalmente, se ha penalizado al colectivo de quienes vivían solos, como si no hubiesen sido capaces de encontrar la compañía que “necesitaban”. Esto constituye una auténtica falacia y un error de concepto. La soledad no es ni mejor ni peor: es una forma de vida que se asume con total naturalidad.
El criterio social castiga a quienes eligen vivir en soledad, lo cual evidencia la tiranía que ejerce el colectivo mayoritario, probablemente una de las expresiones más crueles del poder. La tiranía ejercida por la mediocridad es violenta y agresiva, especialmente contra quienes se apartan de la norma establecida, destruyendo cualquier manifestación de creatividad o pasión que pudiera surgir entre las personas que se atreven a desafiar el esquema social dominante.
En la política y en todos los ámbitos de convivencia encontramos personas mediocres dispuestas a dinamitar las acciones de quienes arriesgan, de quienes demuestran capacidad para innovar y enfrentarse a lo predecible. El despotismo de los mediocres no nos detendrá jamás, ni impedirá que avancemos.
A partir de ejemplos que podemos considerar ya clásicos —Lorca, Genet, Peri Rossi, Gabriela Mistral, Pasolini...—, así como de numerosas experiencias vividas, valoramos la soledad como un elemento que potencia la creatividad, sin ignorar las adversidades que enfrentan quienes la asumen como modelo de existencia.
Aún no hay valoraciones. ¡Sé el primero en valorar este libro!